Balance

Esta fue la edición del traslado de los conciertos al Velódromo, donde se celebraron durante toda la década siguiente.

Existía un cierto miedo por parte de los organizadores a dar ese paso por el riesgo de gigantismo que acarreaba, pero la demanda de entradas para ver a las grandes figuras que el Festival programaba era cada vez mayor y el Polideportivo se quedaba ya pequeño.

Se perdía además la proximidad a los músicos que caracterizaba a la Plaza de la Trinidad y sonorizar el Velódromo no era fácil, aunque con el paso de los años se consiguió un sonido más que aceptable.

Al final, todos, entusiastas y reticentes, tuvieron razón: por una parte, el Velódromo era necesario, como lo demostrarían en las siguientes ediciones las más de diez mil personas que acudieron a varios conciertos (ya B.B. King reunió a 7.000 en 1979); por otra, efectivamente los presupuestos se hincharon, lo que causó una situación difícil cuando la burbuja de la demanda de espectáculos se pinchó unos años después.

Hubo otros cambios organizativos: se concentró el concurso de aficionados en una sola sesión, reduciendo el número de participantes y otorgando solo un primer premio y un segundo, sin distinción de estilos. Las jam sessions desaparecieron, al no juzgarse satisfactorio su funcionamiento el año anterior.

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Cartel

Cartel 14 Jazzaldia 1979.

Cartel 14 Jazzaldia 1979.